Sergio Galleguillo – Radiografía de un Final Anunciado –

Sergio Galleguillo, el “Gallo” de La Rioja, ha anunciado su plan de retiro de los escenarios, marcando una fecha clave para el final de una de las carreras más singulares y a la vez controvertidas del folklore argentino. A sus 56 años, el artista ha manifestado su intención de retirarse a los 60, una decisión que, según él, responde a la necesidad de saber cuándo terminar un ciclo, una lección que atribuye a su padre.


Un camino de éxitos y tropiezos

La trayectoria de Galleguillo no puede entenderse sin la dualidad que la ha caracterizado: una innegable popularidad a nivel nacional, especialmente en los festivales de verano, y una serie de fracasos empresariales y proyectos fallidos en su propia provincia natal, La Rioja. Desde sus inicios, el “Gallo” supo conectar con el público a través de la chaya riojana, un ritmo festivo que lo catapultó a los grandes escenarios. Sin embargo, su incursión en el ámbito de la gestión y la producción de eventos no ha logrado replicar el éxito de su carrera musical y mucho menos dentro del ceno de quienes lo apuntalaron desde el inicio de su carrera, tal es el caso de quien a voces decía querer como a su hermano y que por cuestiones legales, Romero se vio obligado a dejar la banda, también el caso de Marcos Maza quien por asuntos relacionado a lo económico se dio su partida y finalmente el juicio millonario que perdió frente a la demanda laboral de otros de sus músicos.

 


Proyectos fallidos en su propia tierra

Uno de los proyectos más notorios y menos exitosos de Galleguillo fue su intento de establecer una peña estable en La Rioja. La “Peña Estable” buscaba ser un punto de encuentro para el folklore y un polo cultural, pero nunca llegó a consolidarse ni a ser rentable. A pesar de su fama, el proyecto no consiguió el apoyo necesario del público local, un hecho que contrasta con la devoción que sus seguidores le muestran en el resto del país.

A este fracaso se suma la experiencia con un festival en el departamento de Famatina. Inspirado en el modelo del “Trichaco” de El Chaqueño Palavecino, Galleguillo y su hermana intentaron crear un evento similar. El proyecto, que se esperaba que fuera un éxito, se encontró con una dura realidad: la falta de rentabilidad y la necesidad de financiamiento gubernamental para poder llevarlo a cabo. En lugar de ser un emprendimiento autosostenible, el festival dependió del apoyo de la intendenta y, según fuentes locales, Galleguillo no invirtió su propio capital, lo que llevó a que algunos artistas se presentaran de forma gratuita, generando críticas y controversia.


El “show de mi vida” y el final de una era

A pesar de los obstáculos, Galleguillo sigue en actividad, y ha manifestado su intención de recorrer el país durante estos últimos años con su motorhome y su banda. Su espectáculo, “El show de mi vida”, es tanto una retrospectiva de su carrera como una antesala de su despedida. Galleguillo ha dejado claro que no será una despedida tan extensa como la de otros íconos del folklore, como Los Chalchaleros, pero sí una que le permita cerrar su ciclo de manera digna y respetuosa.

La decisión de Galleguillo plantea un debate sobre la viabilidad de los proyectos personales de los artistas en sus propias provincias. Aunque la fama nacional puede abrir muchas puertas, la gestión de eventos y la creación de emprendimientos culturales requieren de un tipo de apoyo y planificación que a veces trasciende el carisma y el éxito musical. El retiro del “Gallo” no solo marcará el fin de una era para un artista, sino que también deja en evidencia las complejidades inherentes a la carrera de un músico que, más allá de los escenarios, intentó ser un empresario y gestor cultural en su propia tierra, con resultados mixtos.